Durante los últimos días he hecho de todo con el conectivismo, "comido, dormido, viajado, cocinado" ..etc.etc. Esta ocasión no quiero arroparme en mis notas "académicas" así que con plena seguridad puedo afirmar que este texto está "motivado" a compartirles de manera "ligera y crujiente" como hojarasca otoñal que viste los jardines, un par de reflexiones sobre la nueva modalidad de educación: el conectivismo.
Hace algunos pretéritos no tan lejanos, entre olores frutales, florales y sustancias casi espirituales que aromatizaban calles y casas completas me encontraba entre algunas líneas que planteaban el "aprendizaje colaborativo"; "conocimiento colectivo" cuyas raíces son engendradas en el "conectivismo" propuesto por G. Siemmens cuya membrana está engendrada en la idea de que:
"El conocimiento personal se hace de una red, que alimenta de información a organizaciones e instituciones, que a su vez retroalimentan información en la misma red, que finalmente termina proveyendo nuevo aprendizaje al individuo. Este ciclo de desarrollo del conocimiento permite a los aprendices mantenerse actualizados en el campo en el cual han formado conexiones" (Consultado en Wikipedia, Nov. 02, 2011)
De repente esa densa e inmensa diversidad de aromas me transportó al espacio ideal de mi "hacer académico"; como es que cada uno de los miembros de mi comunidad son partícipes activos de "conectivismo" entendido tal como se ha apuntado previamente. Realizando una analogía, situada en esa realiadad a la que fui transportada, me preguntaba si observar un atardecer y contemplarlo con distintos lentes podría ser más estremecedor., si esa óptica la pudieramos compartir con aquellos que están del otro lado, seguramente los matices, las sensaciones y los marcos emergidos de esas lentes serían muy diversas, pero finalmente sería una "atardecer". Luego entonces, ¿cómo es que cada una de las "individualidades" pueden convergen para "construir" una nueva imagen sin perderse a sí mismas?
En un salón de clases, vista esta como un "pieza de opera" en la que los diferentes géneros de teatro musical convergen de manera magistral: música, poesía, artes escénicas, iluminación, entre otros, es como he anclado mi concepción de conectivismo. Todos podemos contribuir al crecimiento del conocimiento, todos colaboramos para hacer renacer, engendrar, renovar conocimiento, pero se logra a través de la coordinación, tolerancia, disposición y expertice de cada miembro de las distintas comunidades que "comulgan" por un sólo objetivo.
Cada elemento desempeña un papel esencial, no menos importante que el del otro, se generan participaciones equitativas, sin mayor o menor importancia simple y sencillamente con "importancia". Cada uno de los instrumentos musicales que acompañan al solista (en el caso de las "arias de ópera") resultan esenciales para la realización de tal presentación. Dejaría de ser aria si no hay voz, o si alguno de los instrumentos dejaran de acompañarla, todavía peor, si alguna de las piezas de alguno de esos instrumentos de acompañamiento no funcionara en el momento de la ejecución.
La esencia del conectivismo es la coordinación y colaboración "perfectas" de cada uno de los elegidos, que además todos y cada uno de ellos son protagonistas; no hay realización y/o ejecucíón en ausencia de alguno de ellos; tampoco en la nula disposición de alguno de estos.
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